UPDATE: Si se siente identificado, aunque sea mínimamente, con este post, es porque cada día se está volviendo más neurótico y perseguidoNo sé si estoy más susceptible o la gente se volvió más irónica que nunca, pero en las últimas dos semanas me pasaron tres situaciones en las que diversas personas -conocidas y no tanto- me hicieron reclamos por lo bajo.
La primera fue un palo de mi "suegra". Resulta que hace muy poco conocí a los padres del chico con el que estoy saliendo -ya sé que se hace laaaaargo, pero entiendan que no me gusta la frase "mi chico"-. Y dio la casualidad que al poco tiempo la madre cumplía 50 años. Era la primera vez que la veía, y ya me estaba invitando a una cena súper formal, a la que yo no estaba dispuesta a concurrir. Como soy muy firme en mis convicciones, no concurrí. Sólo pasé a saludar a medianoche, con un ramo de flores. Pobre de mí que pensé que me la iba a llevar de arriba. En la puerta, antes de despedirme se despachó con un: "Ay, no te hubieras molestado. Lástima que no viniste a la cena".
La segunda fue un encuentro con una total desconocida: la madre de una vecina mía. Resulta que la abuela estaba parada frente a mi edificio con su nieta. La nena me miraba y se reía -¿se reiría de mí o conmigo?, ah no, cierto no estoy tan paranoica- y la abuela preguntó: "¿La conocés?" (¿?) A lo que yo respondí: "Sí, soy la vecina del A". La señora, con una sonrisa a la que la faltaban un par de piezas, me dijo: "Ah, sí, la dueña del perro que ladra".
Por último, pero no por eso menos importante, las escenitas de mi amiga V. Juro que pensaba que salía con una persona, no dos. Desencuentros, lógicos de quienes por sobre todas las cosas tienen vidas, y bastante ocupadas, se convierten en grandes dramas de telenovela. Nuestros problemas, básicamente, giran en torno al medio de comunicación. Esta vez fue así: el viernes me mandó un mensaje para salir, a las 9 de la mañana, pero luego se olvidó el celular en la casa. Yo, como era el único día que podía salir, le mandé varios mensajes e incluso la llamé a la casa para que arregláramos, pero no la pude ubicar. En el último mensaje le aclaré que iba a organizar otros planes porque no había tenido noticias de ella... para qué... Me mandó un "que te diviertas" de lo más irónico.
Personalmente, creo los reclamos por lo bajo son más molestos que las confrontaciones directas. Si te jode algo, ¿tanto te cuesta decírmelo en la cara, a viva voz, así lo charlamos? Estoy que ardoooooooo...