jueves, 27 de diciembre de 2007

La sombra del Señor

Quizá no me tendría que haber dado vuelta. Estaba caminando una mañana de verano por uno de esos pasajes poco transitados de la ciudad cuando lo vi bajarse de su camioneta. Era un tipo de unos 40 años, fachero, con aires de querer comerse el mundo o no sé qué. Me miró con particular atención, como queriéndome decir algo que yo no iba a escuchar. Aceleré, quizá sin comprender que esa sombra iba a seguirme durante dos cuadras, paso a paso. Me di vuelta y ahí estaba, detrás de un auto que justo me había cedido el paso. Cuando ya no hubo auto que se interpusiese entre los dos, se me acercó, arrinconándome, y me preguntó el nombre. Lo único que me vino a la cabeza fue un forward que había recibido hace dos días: "¡Fuego! ¡Fuego!". No, no podía gritar eso. Seguí caminando y me metí en un quiosco con cabinas. Y le conté esta misma historia a mi amiga L.
Ahora, me pregunto... ¿qué necesidad?

martes, 18 de diciembre de 2007

Excusas creativas

Es sabido que la creatividad es una cualidad que no abunda. Ni en los medios convencionales, ni en los alternativos. Suele tomarnos de sorpresa, cuando más ocupados estamos y menos tiempo tenemos. Puede vincularse al tren de vida acelerado, ya que el ritmo constante de actividad tras actividad propicia que nuestros sentidos se vuelvan más alerta. En fin, cuando se trata de escapar al trabajo/estudio indeseado, cualquier excusa "creativa" vale. A saber:

-Aseo creativo: Nunca le damos más importancia a este punto que cuando estamos hasta las manos con nuestras actividades diarias. Retomamos las sesiones de mesoterapia canceladas, pedimos una manicura a domicilio, incursionamos en la depilación profunda. Valga aclarar que los hombres también tienen sus vicios estéticos creativos: sesiones de cama solar "dobles" (facial y cuerpo entero), artes marciales malayas y tensores de cejas (lo último en cirugía de avanzada)

-Entretenimiento creativo: En los momentos más críticos se nos ocurre hacer un curso acelerado de cocina griega, practicar paracaidismo extremo en Lobos, internarnos en el cine durante cuatro horas para ver una peli rumana y terminar el finde cenando en el restaurante vietnamita en Green Bamboo (con todo lo que eso implica: contractura de espalda, desórdenes intestinales severos, etc.). No nos olvidemos de la lectura compulsiva de blogs y escritura de entradas extravagantes al estilo: "Mi novio quiere una dentadura totalmente nueva" (ya me explayaré sobre el asunto).

-Limpieza a fondo creativa: Esta es una cualidad femenina, pero se aplica a los solteros obsesivos. En esos momentos que estamos con la cuerda al cuello, se nos ocurren las mejores ideas para redecorar nuestra habitación, optar por un nuevo color de pared, cambiar los imanes de la heladera de lugar o pegarse una vuelta por Easy, sección carpintería y encargar una biblioteca, que puede estar lista en sólo dos horitas.

Claro, podría ser mucho más exhaustiva e incluir otras cuestiones en mi corpus de análisis, pero la verdad es que tengo una entrega en una hora y no llego con los tiempos.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Por lo bajo

UPDATE: Si se siente identificado, aunque sea mínimamente, con este post, es porque cada día se está volviendo más neurótico y perseguido

No sé si estoy más susceptible o la gente se volvió más irónica que nunca, pero en las últimas dos semanas me pasaron tres situaciones en las que diversas personas -conocidas y no tanto- me hicieron reclamos por lo bajo.

La primera fue un palo de mi "suegra". Resulta que hace muy poco conocí a los padres del chico con el que estoy saliendo -ya sé que se hace laaaaargo, pero entiendan que no me gusta la frase "mi chico"-. Y dio la casualidad que al poco tiempo la madre cumplía 50 años. Era la primera vez que la veía, y ya me estaba invitando a una cena súper formal, a la que yo no estaba dispuesta a concurrir. Como soy muy firme en mis convicciones, no concurrí. Sólo pasé a saludar a medianoche, con un ramo de flores. Pobre de mí que pensé que me la iba a llevar de arriba. En la puerta, antes de despedirme se despachó con un: "Ay, no te hubieras molestado. Lástima que no viniste a la cena".

La segunda fue un encuentro con una total desconocida: la madre de una vecina mía. Resulta que la abuela estaba parada frente a mi edificio con su nieta. La nena me miraba y se reía -¿se reiría de mí o conmigo?, ah no, cierto no estoy tan paranoica- y la abuela preguntó: "¿La conocés?" (¿?) A lo que yo respondí: "Sí, soy la vecina del A". La señora, con una sonrisa a la que la faltaban un par de piezas, me dijo: "Ah, sí, la dueña del perro que ladra".

Por último, pero no por eso menos importante, las escenitas de mi amiga V. Juro que pensaba que salía con una persona, no dos. Desencuentros, lógicos de quienes por sobre todas las cosas tienen vidas, y bastante ocupadas, se convierten en grandes dramas de telenovela. Nuestros problemas, básicamente, giran en torno al medio de comunicación. Esta vez fue así: el viernes me mandó un mensaje para salir, a las 9 de la mañana, pero luego se olvidó el celular en la casa. Yo, como era el único día que podía salir, le mandé varios mensajes e incluso la llamé a la casa para que arregláramos, pero no la pude ubicar. En el último mensaje le aclaré que iba a organizar otros planes porque no había tenido noticias de ella... para qué... Me mandó un "que te diviertas" de lo más irónico.

Personalmente, creo los reclamos por lo bajo son más molestos que las confrontaciones directas. Si te jode algo, ¿tanto te cuesta decírmelo en la cara, a viva voz, así lo charlamos? Estoy que ardoooooooo...