miércoles, 27 de agosto de 2008

La excusa de la música

Todos recordamos momentos en que, si no hubiera sido por la melodía, el ritmo o los tambores, habríamos sido los seres más miserables de toda la humanidad. A continuación, enumero algunas de los papeles que, sin querer, desempeña la música en nuestras vidas:

  1. Si no fuera por la música: no tendríamos ni pan para comer. Uno de los puntos de encuentro de parejas son los boliches. En los boliches se pasa música, generalmente pedorra. Y la música pedorra es sin dudas una excusa: ¿quién se pondría a escuchar "Yo soy tu mamita" (enter name) en su casa si no es para generar el impulso suicida? Alguien podría objetarme qué pasaría entonces con los recitales, pero no entraría en la categoría de "excusa" porque se supone que si alguien va a un recital es porque le gusta la banda.
  2. Si no fuera por la música: viviríamos solos. Cuántas veces nos pasa de buscar un tema "pilas" para levantar la noche, o un tema "buena onda" para tapar los silencios de nuestros concubinos. La convivencia no es fácil y en esos momentos, la música se vuelve nuestro mejor aliado. Clave: poner la banda que le gusta al otro (léase Spinetta, o quién sea).
  3. Si no fuera por la música: seríamos zombies. Aunque algunos les gusta estudiar o trabajar en silencio, muchos otros necesitan de música de fondo para concentrarse. Sea lo que sea, en este caso la música es una excusa para no morir de embole.
Sin embargo, lo anterior fue la antesala al siguiente interrogante:

¿Qué razón de ser tiene a escuchar a Leo Mattioli, por el parlante del celular, en un bondi?

martes, 19 de agosto de 2008

¿Hay algo más asqueroso...


... que la toalla diminutiva para el bidet? Queda implícito que su uso es exclusivo del dueño de la casa, pero ¿alguna vez pensaron que alguien, de querer perpetrar una maldad, simplemente tendría que agarrar la toallita y hacer quién sabe qué cosa con ella? Yo tampoco lo había pensado, hasta ayer.

viernes, 8 de agosto de 2008

inmersa en un mundo de tareas alienantes que...

-no me dejan respirar sin agitarme
-no me dejan dormir sin exaltarme
-no me dejan caminar sin correr
-no me dejan hablar sin gritar
-no me dejan comer en una mesa
-no me dejan estar quieta un segundo sin buscar "algo para hacer"

tomé la decisión de comprarme una bicicleta. Sé que es bastante probable que me la afanen después de recorrer un kilómetro o que me pise un auto, pero estoy dispuesta a correr esos riesgos. Es ridículo que salga del laburo y para despejarme, me meta en el gimnasio a hacer que corro en una cinta. Y que después de 10 minutos, me suba a una bicicleta que no lleva a ningún lado. Y que después de otros 10 minutos, venga un tipo con traje fluorescente y me cague a pedos como si fuera mi mamá porque no voy tres veces por semana y no pateo lo suficientemente alto.

A ustedes la ciudad los aliena, or is it only me!?