jueves, 28 de febrero de 2008

Algo en tu cara

De color o blanco y negro. De perfil o de frente. Todos tenemos una fotografía propia preferida que mostramos a diestra y siniestra. La colgamos en el MSN, en el blog, en la mesa de luz o en el fondo de pantalla de la PC/celular, si nuestro amor propio supera niveles sanos.

Nos fascina porque creemos que nos devuelve una imagen más favorable que el resto de las fotografías cotidianas. Esas famosas espontáneas que captan oportunamente el orégano en la paleta, los pelos en los ochentas o los ojos en blanco.

No sé si es de exquisitos, poco fotogénicos o terribles bagres, pero muy pocas fotos nos conforman al punto de afirmar "ÉSTA FOTO ME GUSTA". La vida en movimiento es mucho más divertida, ¿no?

lunes, 11 de febrero de 2008

Inconsciente

El inconsciente me tiene –por decirlo de alguna manera– cansada. El mío y el de los demás. Si bien hace un tiempo mi registro del inconsciente era prácticamente nulo, hoy en día siento que cada vez es más visible y hasta le podría poner un nombre: Pepe.

Resulta que Pepe últimamente está teniendo antojos de lo más extravagantes: chupi barato, frutas exóticas y alfajores de chocolate Havanna (muy en boga en esta época del año). Y como a mí la verdad me gustan sólo el Baileys y los de fruta, el muy mal parido de Pepe me está trayendo una gastritis de la ostia.

Parece que a Pepe le gusta laburar a medio turno, unas 4 horas con descansos cada diez minutos. Y como en este verano estuve laburando, entre clases y traducciones, el doble de lo que él soporta, me tiene despierta todas las noches para irse de gatos.

Pero Pepe no es el único inconsciente que se manifiesta por las noches. En estas vacaciones tuve la suerte de recordar lo que era dormir junto con mi gran amiga V. Cuando todas cerramos los ojos, V. abre la boca. Nos cuenta sus miedos, aventuras, deseos y quejas. Nos invita al mundo de sus sueños. Esta vez, fue un campamento. Estabamos todas juntas, haciendo una fila para lavar la ropa en una pileta y ella; órden va, órden viene; nos confesaba las cosas más insólitas. Como que no le gustaba su profesor de natación (del que nunca nos habló) o que ella no iba a lavar la ropa por nosotras.

Pepe somatiza; el de ella, habla. ¿Y el de ustedes?