- Si no fuera por la música: no tendríamos ni pan para comer. Uno de los puntos de encuentro de parejas son los boliches. En los boliches se pasa música, generalmente pedorra. Y la música pedorra es sin dudas una excusa: ¿quién se pondría a escuchar "Yo soy tu mamita" (enter name) en su casa si no es para generar el impulso suicida? Alguien podría objetarme qué pasaría entonces con los recitales, pero no entraría en la categoría de "excusa" porque se supone que si alguien va a un recital es porque le gusta la banda.
- Si no fuera por la música: viviríamos solos. Cuántas veces nos pasa de buscar un tema "pilas" para levantar la noche, o un tema "buena onda" para tapar los silencios de nuestros concubinos. La convivencia no es fácil y en esos momentos, la música se vuelve nuestro mejor aliado. Clave: poner la banda que le gusta al otro (léase Spinetta, o quién sea).
- Si no fuera por la música: seríamos zombies. Aunque algunos les gusta estudiar o trabajar en silencio, muchos otros necesitan de música de fondo para concentrarse. Sea lo que sea, en este caso la música es una excusa para no morir de embole.
¿Qué razón de ser tiene a escuchar a Leo Mattioli, por el parlante del celular, en un bondi?