viernes, 30 de noviembre de 2007

La forwardera

No la conozco personalmente, pero su nombre en el Outlook de mi trabajo es un gran mito. María Marta es una señora de su casa. Se levanta todos los días, prende la compu y le pide a la mucama que le prepare el desayuno. Cuando la muchacha se va a llevar a los niños al colegio, se dispone frente a su casilla de mails y comienza a realizar -quizá- su única labor diaria: mandar cadenas por doquier, a las mamás de los amiguitos de sus hijos, a sus amigas del secundario y a conocidas del gym, que en su mayoría comparten su condición de ama de casa. Aquí, una breve tipología de sus cadenas:

- Las místicas y metafísicas: Son las palabras de un alma visionaria y caritativa que tuvo la brillante idea de copiar las estrofas (y/o párrafos) de un poema, la Biblia o un libro de autoayuda para que los seres inferiores aprendan a ser menos egoístas, más felices y a encontrar el amor. Sus mensajes son siempre tranquilizadores y, sobre todo, cursis: Los OJOS...hermoso mensaje; SER FELIZ; Los principios de la vida; UN ACTO DE AMOR; Algo para compartir; Perro triste, abandona casa. Me irritan porque se transmiten como si fueran la verdad del más allá revelada.

-Las graciosas: No manejan recursos humorísticos como las metáforas, las ironías o las sutilezas del lenguaje. Suelen caer en los lugares más comunes: machismo/feminismo, racismo, sexo y estupidez humana: Mujeres inteligentes, ANTES Y DESPUÉS DEL MATRIMONIO, TEST CEREBRAL PARA DETECTAR LA DEMENDIA JAJAJJA, EL MEJOR COMERCIAL HECHO CON PERSONAS, Hombre perfecto (para todas las chicas jijiji), El Ojo Mágico (impresionante!), El día de nuestra boda, marido!!!, Preludio Du Fornication, Vasectomía Gallega, Perro Idiota, 25 años de casados!! por andar hablando pendejadas. Que alguien me quiera hacer reír me provoca náuseas ininterrumpidas. Me río si sos ingenioso, no si sos una máquina de decir boludeces.

-Las paranoicas: Son marca registrada norteamericana. Su objetivo es difundir el pánico entre la sociedad. Algunas, bajo la máscara de la "prevención", impulsan a la sociedad al consumismo extremo de productos de seguridad y a la reclusión: OJO en el gimnasio, Médico, Ojo cuando elongan, Háganse controles, Odontología de avanzada, EXAMEN DE PRÓSTATA, Prevenir violaciones (para las chicas!!!). Estas son las peores, porque rememoran tiempos pasados al mejor estilo del McCarthismo y la Amenaza Roja. No, no hay ninguna amenaza. No, el apocalipsis todavía no llegó.

Mi idea es ir a un acto del colegio para conocer a María Marta. ¿Alguien se suma?

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Tarea para el hogar

A raíz del pedido de Caro, acá van algunas vaguedades que en otro momento explicaré en detalle (o no):

1. De niña, al no tener hermanitos con quien "compartir", dividía la comida en 6 montoncitos y desdoblaba mi personalidad en 6.

2. Cuando me gusta una canción puedo escucharla hasta 50 veces seguidas sin agotarme. Mi tema de la semana es "Girl" de Beck.

3. En el subte me divierte preguntarle la hora a los que escuchan música, sólo para molestarlos.

4. Odio los Leídos, porque son una clara intrusión en la intimidad. ¿Qué carajo te importa si leí tu mensaje o lo borré sin leer?

5. En el último colegio donde trabajé renuncié porque una madre me quiso trompear. Tuve que huir por la puerta de atrás.

6. Una vez, un pelo casi me estrangula un dedo del pie.

7. Si alguna vez me encontrara la Lámpara de Aladino, mi primer deseo sería aprender a bailar bien el tango. El segundo, trabajar en una reserva de elefantes africanos. Y el tercero, viajar a China.

8. Y como soy muy hembra y no me gustan ni un poquito las cadenas, esta cadena muere acá conmigo. No se gasten en hacerme trabajitos, que para eso estoy yo.

domingo, 11 de noviembre de 2007

El probador compulsivo

A raíz de la fotografía de Carolina, compañera blogger y comentarista, tuve una visión del probador compulsivo. Es el típico mal parido: su madre lo parió con dificultad, ya que nació con el brazo izquierdo extendido e inarticulado. De niño, en los cumpleaños, hacía alarde de su discapacidad agarrándose todos los caramelos de la piñata. Siempre se iba temprano para no perderse la bolsita con souvenirs. Así fue como, poco a poco, fue entrando en el mundo de las muestras gratis, para nunca retornar.

De adolescente, probó desodorantes poco conocidos y particularmente repulsivos que buscaban, en vano, destruir el monopolio AXÉ. Supo visitar todos los gimnasios del barrio para acceder al "día de prueba gratis" y tuvo su mayor momento de éxtasis cuando la cadena de gimnasios Megatorp le ofreció una semana gratis en sus instalaciones. Cuando invitaba a su noviecita al cine o a comer, pagaba con descuentos de todo tipo, recortados de los lugares más insólitos, o los Lunchot tickets que le daba su mamá. Para los aniversarios no se le ocurría mejor cosa que regalarle un pack de 10 minifrasquitos de perfume.

Hoy, ya adulto, se volvió un experto probador de supermercados. Su metodología es más o menos la siguiente: con la excusa de que la va a ayudar a cargar bolsas, acompaña a su mujer al supermercado. Una vez que ella encuentra algo para ocupar sus manos -el carrito-, él se pierde entre las góndolas. Encara a la primera promotora, con su brazo extendido extendido -valga la redundancia- y ataca a su primera víctima: un salamín italiano que le da muchísima sed. Con la garganta seca, camina hacia la góndola de las bebidas, donde encuentra una muestra de gaseosa diet pensada para amas de casa. Pero esto no termina ahí: su espíritu probador desafía las reglas orgánicas cuando, en la góndola de lácteos, decide probar el último yoghurt de arándanos con dulce de leche. Se regocija con todo lo que probó gratis, sin sospechar que su esposa, con el carro rebalsando, le está engomando la tarjeta en la caja 26.

domingo, 4 de noviembre de 2007

Anfitriones hay dos

Uno se da cuenta de sus propias limitaciones en los momentos de mayor debilidad. En mi caso, uno de esos momentos son los cumpleaños. Desde que tengo autonomía para organizar mis propios cumpleaños, me las arreglo para boicotearme la diversión, ya sea, organizando el cumpleaños más aburrido de la historia (el de quince), cambiando la fecha, olvidándome de invitar a alguien o comprando comida intoxicada.

Pero mi mayor carencia es la imposibilidad de desempeñarme como anfitriona. Si bien el anfitrión es, por definición, el que "recibe" y yo no tengo ningún problema en "recibir", mi dificultad consiste en el manejo de culpas. Mi educación católica, bajo el ala materna, me enseñó que no hay mejor sensación que sentirse terriblemente culpable por no poder estar en todos lados al mismo tiempo. En promedio, esta sensación comienza a desatarse proporcionalmente al nivel de ingestión alcohólica: tras tres copas de vino, el "cómo la están pasando" se reemplaza automáticamente por un "¿se están aburriendo mucho?". ¿¡Cómo si la presencia de uno en el grupo garantizara la diversión infinita!?

A grandes rasgos, hay anfitriones UP y anfitriones DOWN. Los UP son los típicos acelerados que corren de grupo en grupo para verificar que todos tengan una sonrisa en su rostro. No se sientan en toda la noche y no paran de decir y/o hacer cosas incoherentes (como preguntar por novios inexistentes, prender el fuego con un fósforo apagado, etcétera). Son incomprendidos de la vida, ya que viajan a una velocidad mucho mayor que el resto de los humanos.

Los DOWN delegan sus tareas. No delegan porque tengan control y manejo de grupos, sino porque prefieren mirar la escena desde un segundo plano. Le piden a un amigo que se encargue de la música porque se olvidaron de bajarse las canciones del momento. Le piden a otro que saque las fotos porque se olvidaron de cargar las pilas. Se relajan tanto, que a veces se pegan una siestita de veinte minutos. Piensan que quizá la fiesta podría haber levantado un poquito, pero eso... eso lo atribuyen a que faltó el bufón que hace chistes o imitaciones tristísimas.